Una de las actividades con las que han experimentado durante el trimestre anterior y seguimos durante este son los cestos sensoriales o cestos de los tesoros.
La creadora de esta singular actividad fue Elinor
Goldschmied. Elinor nos explica que el cerebro del niño se desarrolla mediante
los estímulos externos a través de sus cinco sentidos y a través del movimiento
corporal, es por ello que los objetos de la cesta deben aportarle la máxima
información sensorial posible. El cesto de los tesoros es una colección de
diversos objetos cotidianos que reunimos en una cesta y que deberían responder
a estimular cuantos más sentidos mejor.
Lo podemos ofrecer a bebes que han empezado a mantenerse
boca abajo. Desde esta posición pueden ser capaces de explorar los objetos si
las cestas son pequeñas. Aunque la posición mas cómoda para explorarlas será
cuando empiecen a mantenerse sentados y todavía no puedan desplazarse por ellos
mismos, ni gateando ni caminando.
Cuando un bebe juega con los objetos de un cesto de los
tesoros tiene la capacidad de elegir que objetos coger y cuáles no coger, por
eso el uso de los cestos también fomenta la capacidad de elección. Los manipula sensorialmente de todas las
formas posibles involucrando todo su cuerpo, golpeándolo, chupándolo,
tocándolos con las manos y los pies, colocándoselos en la cabeza…
Los cestos despiertan la curiosidad en el bebe que irá
descubriendo uno por uno cada objeto. Durante la manipulación de los objetos
descubren de forma sensorial el tamaño, peso, color, textura, sonido y forma de
cada uno de sus componentes.
Es conveniente ir renovando los elementos de los cestos con
regularidad para que no pierda el interés. Además de la limpieza y seguridad de
los objetos, que tendremos que tener en cuenta las siguientes pautas:
·
Que no tengan bordes afilados.
·
Que sean lo suficientemente grandes para que no
se lo puedan tragar.
·
Que no tengan piezas pequeñas que puedan
desprenderse al chuparlos o golpearlos.
·
Ante cualquier duda que tengamos con la seguridad
de algún objeto vale la pena que no lo incluyamos.
Y sobre todo, nunca dejarles
solos con el cesto de los tesoros, siempre debemos acompañarles y observarles
con atención. Sin interferir en la elección de los objetos ni en la forma de
cogerlos o usarlos.
Los materiales a incluir en el cesto deben estimular los
mayores estímulos posibles:
·
Tacto: texturas variadas, peso, temperatura.
·
Vista: colores y formas diversos.
·
Oído: objetos que emitan sonidos al golpearlos u
objetos que hagan algún tipo de sonido como un timbre, campana…
·
Olfato: objetos con diferentes olores.
·
Gusto: podemos incluir algún objeto que tenga
sabor (fruta)
Según Elinor hay que evitar el plástico, ya que es el
material que menos aporta sensorialmente.
En base a nuestra experiencia las cestas que mejor aceptación
tienen son aquellas que no son del todo rígidas, que guarden cierta
consistencia, pero que al manipularlas sean blandas, ya que muchas veces el
niño las levanta, las muerde o incluso golpea con ellas…
En la escuela utilizamos los cestos agrupados por
colecciones, sin mezclarlos entre si, siendo una variedad del cesto de Elinor y
según el enfoque de la escuela Montessori.
De esta manera se pueden elaborar cestos con materiales de
metal, madera, telas, objetos de silicona u objetos naturales (frutas). Este
recurso puede ser utilizado tanto en el aula como en casa. Podeis emplear
objetos cotidianos que tengáis y ofrecérselos, buscando un rincón acogedor y
atractivo que facilite la curiosidad de iniciar el juego.
A continuación os mostramos algunas imágenes de los cestos que tenemos en el aula .
Un saludo